Siempre hemos tenido la sensación de que en España nada puede pasar. Aquí no hay animales peligrosos, ni tiroteos en las escuelas, ni grandes desastres naturales. Sin embargo, lo cierto es que nunca se debe decir nunca. A veces, la madre naturaleza decide desplegar todo su poder de forma brutal.
Era el año 1984. Ha llovido un cuanto desde entonces, pero la localidad granadina de Arenas de Rey quedaría marcada para siempre. Y es que un terremoto de magnitud 6,7 en la escala Richter dejaba reducida a escombros la localidad. Más de 800 vidas y 1.600 heridos era el coste humano que dejaba un desastre de proporciones épicas. Y es que el terremoto de Arenas de Rey se convertiría en el más terrible jamás vivido en suelo español.

Tales fueron las consecuencias del seísmo, que la localidad tuvo que ser reconstruida desde cero. Para ello, los técnicos examinaron el terreno y fijaron un punto ideal para su emplazamiento, a 500 metros de lo que hasta hace poco había sido Arenas de Rey.